Un artista intempestivo. Oswaldo Guayasamín

Publicado en La Vanguardia, 11/3/1999

Ahora que en España empieza a tenerse cada vez más en cuenta el arte latinoamericano, se nos va Oswaldo Guayasamín (Quito, 1919), uno de los maestros de la vanguardia americana y figura indiscutible de la llamada "escuela indigenista". La gestación del estilo pictórico de Guayasamín, una síntesis personal de cubismo y expresionismo, recibió el influjo indeleble de Orozco, como tantos artistas de Sudamérica y Estados Unidos, durante los años cuarenta. Pero si el impacto del muralismo mexicano en la Escuela de Nueva York actuó como estímulo para la monumentalidad y contundencia en las telas surgidas de una mística de lo ancestral, como en Pollock, para otros artistas sudaméricanos, como Guayasamín, supuso el espaldarazo para desarrollar un lenguaje concreto de denuncia dramática de la vida de los pueblos indígenas. Un compromiso político que ya había provocado el escándalo en su primera exposición en Quito en 1941.
Este perfil de vanguardista radical, con fé en la repercusión de la pintura, que no desfalleció a lo largo de su vida, empleandose al final como vicepresidente de la Casa de la Cultura de Quito, es la primera reflexión que nos ofrece la perspectiva histórica que impone la muerte del pintor, a pesar del obvio fracaso de su empeño.
Guayasamín, sin acomodarse al costumbrismo, de moda a mitad de siglo, prefirió ser un pintor "de campo", a la manera del antropólogo viajero. Enttre 1944 y 1945, un periplo por Chile, Perú, Bolivia, Argentina y Uruguay darán lugar a su primera gran serie: el centenar de obras que componen El camino del llanto. Y a esta, sucederán otras, como Los mártires, tras realizar un viaje por Europa y Asia, con la que obtuvo el premio de la Bienal de Sao Paulo en 1957. Guayasamín tampoco transigió en la Era de la ira, una serie de 250 telas, después de visitar Cuba en 1962 invitado por Fidel Castro, donde no dejó de denunciar el drama de los presos políticos.
Quizá su pintura pueda contemplarse ahora como el precedente histórico, un tanto heroico y mítico, de la expresión de las culturas diversas que desde una óptica mercantilista ha alcanzado finalmente reconocimiento, prestigio y cotización. Como otros grandes precursores, Guayasamín fue un pintor a destiempo, un intempestivo.