Chen Chieh-Jen, simbolismo contra amnesia

Tribunal Militar y Prisión (2007-2008), MNCARS, Madrid
Publicado en El Cultural, 20 de marzo de 2008
La conversión del antiguo Tribunal militar y Prisión de Taipei en Memorial de los Derechos Humanos de Taiwán, inaugurado en diciembre de 2007, es el motivo del que parte el último vídeo de Chen Chieh-Jen (Taoyuan, Taiwán, 1960). El artista, que creció vecino a esta institución represora hasta el final de la dictadura de Chiang Kai-chek en 1987, se siente involucrado veinte años más tarde en el ajuste de cuentas entre su memoria biográfica y la rehabilitación de la historia oficial taiwanesa. Pero el peso del imaginario infantil proyectado sobre lo entonces nunca visto -el interior de la institución- es tal, que el proceso de concepción de esta obra le lleva a indagar sobre el bloqueo de los recuerdos siniestros en el sujeto contemporáneo entendido no en términos psicoanalíticos sino, por el contrario, impuesto como una “neurocirugía colectiva”: operada por el Estado represor para colapsar las “habilidades cognitivas” de una generación formada en la Guerra Fría y así debidamente domesticada para la amnesia y exclusión de la voz de los otros en el neoliberalismo actual. Pero ¿no es acaso esta dinámica común a la genealogía y desarrollo de la Modernidad, como ya indicara Foucault en Vigilar y castigar, argumento prolongado después en la discusión poscolonial, donde el protagonismo del “reo” (encarcelado, enfermo, demente) ha sido sustituido por el desplazado y el trabajador “sin papeles” de la economía sumergida…? La fábula, por tanto, habría de adquirir una dimensión universal, que el artista taiwanés resuelve con una narrativa onírica respaldada por pregnantes motivos simbólicos.De manera que, a pesar de que Chieh-Jen vuelve a utilizar los elementos constructivos básicos distintivos en anteriores producciones -largo metraje, silenciosa puesta en escena en slow-motion, mezclando espacios y personajes ficticios y reales-, la exigencia de sobrepasar la mera revisión de los cambios históricos recientes de su país -tema, por ejemplo, de Factory y Bade Area, mostrados en la galería La Fábrica en 2005, sobre las factorías masificadas de la economía de productos baratos y el posterior abandono de las zonas industriales-, ha acentuado la propensión de Chieh-Jen a abandonar su exploración de los límites del documental para sumergirse del todo en la dramatización filmada. Tendencia en la que el taiwanés converge con los últimos trabajos de otros creadores de raíz cultural no occidental, como Shirin Neshat o Isaac Julian, quienes están confiando en la confluencia de motivos simbólicos individuales, regionales y universales para denunciar los traumas reales de la sociedad contemporánea. Chieh-Jen, además, con el corto aquí complementario, se plantea “¿qué hacer?” proponiendo una imagen para la resistencia.En el largo, rodado en una fábrica abandonada, con decorados construidos y cubiertos de polvo que dotan a la acción de una escenografía de indefinición temporal, más de la mitad de la cinta -de una hora de duración- transcurre con el vagar de un supuesto disidente al que le quedarían cinco minutos para salir de la prisión. En su lento deambular solitario, sin embargo, el reo reconoce primero el Tribunal en ruinas con los legajos de leyes y sentencias olvidadas. Y después, tapadas por periódicos, halla también fantaseadas vitrinas del monumento-museo cuya función sería (es) reconciliar la nación con la memoria/amnesia de su ignominia. Y serán trozos de esas hojas de periódicos sobre las que, al final, escribirán su nombre y su historia otros reos que aquel fantasma encuentra rotando en círculo: estudiantes de sociología, desempleados, trabajadores extranjeros y “sin hogar” invitados por el artista para el rodaje. Sus testimonios se añaden a formularios de inmigración sin cumplimentar por los “sin papeles” ausentes, detenidos por la policía dos días antes del comienzo de la grabación.