Crónica y antología de la revuelta. Mayo del 68

Patricia Badenes Salazar, La estética en las barricadas. Mayo del 68 y la creación artística, Universitat Jaume I, Castelló, 2006. 372 pp.
Publicado en EXITBOOK, nº 7, 2007

Cuando la referencia a Mayo del 68 se ha convertido en un tópico desvaído en los manuales de historia del arte contemporáneo, resulta muy oportuna la publicación de esta revisión entretenida y amena, a pesar de su perfil de investigación académica. Las virtudes del ensayo residen en ofrecer una visión global, pero detallada, del estado de las artes: literatura, teatro, cine y manifestaciones plásticas antes, durante y después de la revuelta social, incidiendo en la radicalidad del cambio pretendido en el Sistema y las modificaciones conseguidas, desde la educación a su producción y distribución; aunque algunas de estas transformaciones tuvieran una proyección efímera, dando paso una década después a la respuesta tanto más compacta por parte de la industria cultural, que sentaría entonces las bases del imperio casi absoluto de su mercantilización tal y como rige en la actualidad. Las objeciones al estudio, sin embargo, tienen que ver con un esquema (contexto histórico, sociológico, antecedentes, innovaciones y consecuencias) que se repite de manera excesivamente mecánica, lo que resta a la supuesta empatía con el fenómeno que parece mostrar sin reservas Patricia Badenes Salazar, licenciada en Humanidades, así como hace más ostensibles sus debilidades y fortalezas en las diversas áreas contempladas, evidenciando precisamente las enormes dificultades de sistematización de la diversidad de propuestas desde las artes plásticas en la década de los sesenta –a diferencia del cine, por ejemplo- así como sólo sus buenas intenciones a la hora de analizar imágenes. Aspectos que, empero, no desdibujan el indudable interés de este ensayo.
Pues a través de estas páginas se recrea al detalle la situación histórica, política y económica internacional y francesa, hasta la descripción día a día de aquel Mayo, se revisa el pensamiento y la influencia de los principales pensadores, intelectuales y activistas y se profundiza en la situación educativa, institucional y laboral de la cultura a derribar –a fin de cuentas, la heredera de la guerra fría- a través del compromiso y el activismo de los artistas cuyas propuestas difundieron con efectividad -en todos los ámbitos, también en las fábricas- la alarma ante la manipulación de los mass media y la necesidad de introducir cambios radicales en cultura democrática. De manera que encuestas populares, como la realizada en el Odeon, sobre “¿Quién crea?”, “¿Para quién?”, “¿Sois consumidores o participantes?” encontraron su respuesta en las pintadas anónimas en los muros de las principales ciudades francesas con los eslóganes del tipo “La imaginación al poder” que, en palabras de Jean-Jacques Lebel, contribuyeron a “transformar la ciudad en poema colectivo y en teatro de la libertad”.
El ensayo es muy útil para situar la influencia de sus principales ideólogos: Herbert Marcuse con su ensayo “El hombre unidimensional” –del que se vendieron 350.000 ejemplares en cuatro meses-; la revolución sexual de Wilhelm Reich; y los más destacados panfletos de los situacionistas (no sólo “La sociedad del espectáculo” de Débord, también “Sobre la miseria en el medio estudiantil” de Mustapha Khayati y el “Tratado de saber vivir para el uso de las jóvenes generaciones” de Raoul Vineigen, que se animaban a reproducir sin los derechos de los autores). Así como para evaluar el posicionamiento entonces de destacados intelectuales: el propio Lebel, Virilio, Sartre, Althusser, Lefebvre, Lyotard, Foucault, Touraine …, todavía algunos de ellos tan presentes en el marco posestructuralista y el movimiento antiglobalización actual. Por otra parte, la rápida asunción y divulgación de este abanico de propuestas cristalizó en buen número de iniciativas de edición de lo que entonces pronto se llamaría cultura underground y que hoy reconocemos como tácticas habituales en ámbitos marginales.
En cuanto al mosaico de la efervescencia de las artes en Francia: de la literatura y el teatro (Living Theatre), el cine (Nouvelle Vague, cinéma verité y grupo Dziga Vertov) y la creación plástica (GRAV, Nouveaux Réalistes y Nueva Figuración), el repaso conforma un panorama que pone en tela de juicio el periodo (posterior) en que “Nueva York robó a París” la hegemonía artística; así como orienta hacia el establecimiento de las estrechas conexiones con el resto de Europa y California.
Con todo, lo más esclarecedor es la reconstrucción de un modelo histórico de conjunción de arte, política y sociedad, en el que compromiso real de los productores de “contracultura” se sincronizó, diseminó y, en parte, se puso al servicio de las nuevas demandas sociales (cuerpo, diferencias, etc.). El hecho de que Mayo del 68 colapsara Cannes y la Biennale, así como los principales museos, con la connivencia de gerentes y marchantes, continúa alentando la posibilidad de la transformación del Sistema artístico y cultural, pues durante algunos días aquellas alternativas utópicas se llevaron a la práctica, en el seno de la revuelta estudiantil y obrera.