Cuidar la colección

Colección Grupo Santander, Fundación Santander Central Hispano, Madrid
Publicado en El Cultural, 2 de febrero de 2006

La presentación de un nuevo catálogo con la selección de lo mejor de la Colección Grupo Santander es una muy buena noticia para el mundo del arte español, preocupado últimamente con la tendencia de algunas fundaciones a derivar sus patrocinios al sector de ayuda asistencial, tan necesaria, pero en detrimento de su apoyo a la cultura y quizás a la espera de mejoras en su tratamiento fiscal. Ciertamente, se trata de una colección excepcional, pues abarca obras desde el siglo XVI hasta el presente, con telas tan destacadas del XVII como el “Cristo agonizante” y la “Asunción” de El Greco, una amplia representación de la pintura de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX (Pérez Villaamil, Pinazo, Regoyos, Rusiñol, Casas, Nonell, Zuloaga, Sorolla …) y los artistas más representativos de nuestra tradición contemporánea (Picasso, Miró, Gutiérrez Solana, Bores, Clavé, Guerrero, Saura, Gordillo, Palazuelo, Tàpies, Barceló, Sevilla …), además de esculturas y un importante grupo de manufacturas decorativas (tapices, mobiliario, cerámica). Lo que conforma un conjunto que bien podría rivalizar con la mayoría de los Museos de Bellas Artes provinciales y que da buena cuenta de los principales géneros desde el Renacimiento: la iconografía religiosa, el retrato, la escena histórica y el costumbrismo, bodegones y paisajes; así como el decisivo giro formalista de la Modernidad.
“Colección de colecciones”, como gusta denominarla Javier Aguado, director gerente de la Fundación Santander Central Hispano, a lo largo de los últimos veinte años sus fondos se han ido enriqueciendo en el proceso de fusiones bancarias, en una suerte de versión contemporánea de la consolidación por herencia de las antiguas colecciones de la realeza; aunque no esté de más destacar, en su origen, la labor de Juan Lladó en el Banco Urquijo, como pionero del patrocinio empresarial en España. Registradas esas fusiones en los catálogos completos de 1991 y 1996, esta selección es una declaración de las acciones que se han llevado a cabo en los últimos años, como la depuración de obras que no reunían calidad suficiente o no terminaban de encajar en la colección y la actualización de las fichas de catalogación debida a nuevas atribuciones, cambios en la datación o nuevas e incisivas consideraciones desde el punto de vista historiográfico y de su conservación a cargo de los principales asesores y colaboradores de la Fundación, entre los que destacan A. Pérez Sánchez, F. Calvo Serraller, M. Díaz Padrón, F. Fontbona, J.J. Junquera, y ahora precedidos por el estudio preliminar del profesor J. M. Cruz Valdovinos.
La reflexión sobre qué papel podría jugar esta colección en los albores del siglo XXI ha llevado a una reformulación de criterios, de corte bastante anglosajón, que no podemos dejar de valorar. Por una parte, se ha iniciado un programa de adquisición de esculturas, aún abierto, con las incorporaciones recientes de la “Conversation piece” de Juan Muñoz y uno de los “Pasadizos vegetales” de Cristina Iglesias junto a importantes piezas de Anish Kapoor, Richard Deacon, Dan Graham y la monumental “Vertical torus” de Richard Serra, una doble pared convexa en acero córtex que cuenta diez metros de largo por cinco de alto, reconociéndose en lo que tradicionalmente se ha considerado patrocinio mayor. Y es un detalle de buen gusto que en el catálogo, además, vengan acompañadas en muchos casos de textos de los propios artistas. Las esculturas, por otra parte, rodean ya los edificios de la nueva Ciudad del Grupo Santander en Boadilla del Monte, donde se ha dispuesto un espacio de más de tres mil metros cuadrados para la exposición permanente de doscientas piezas de la colección, que en un futuro podrá ser contemplada mediante petición y en visitas guiadas. La decisión de dotarla de una sede definitiva es excepcional, así como una apuesta de futuro su emplazamiento en el gran cinturón urbano que está creciendo en torno a la capital. En suma, reafirma el lugar prominente de esta Fundación, avalada por la importancia que otorga a su compromiso de cuidar el patrimonio artístico y acrecentar la colección.