Un puente aéreo de diseño

Dissenyis o diseñas. Lo mejor de dos mundos: una mirada al diseño gráfico de Barcelona y Madrid, Centro Cultural Blanquerna, Madrid
Publicado en Cultura/s, 22 de marzo de 2006
Nuestra vida transcurre en una inmensa sopa de letras. En la iconosfera, hasta que no es rotulado, nada existe. La tipografía nos dice qué es, para qué sirve y a quién va dirigido: el diseño gráfico es la epidermis que recubre y nos facilita habitar el mundo. Al clasificarlo, nos protege y lo hace más atractivo. Lo primero y lo último que consumimos es el logo y en la aceleración de consumo de imágenes, es casi un milagro que algunos diseños anclen nuestras emociones y sentimientos del pasado.
En el más antiguo de esta exposición, el “logo” del Grupo R (11953) en Barcelona, Ricard Giralt Miracle se valió de la letra para reivindicar Renovación, Revolución, Rebelión, Racionalidad, Radicalidad, etc…, “una polisemia que el público entendió”, asegura su hijo Daniel, en el marasmo de la censura franquista. Las portadas de discos de Jordi Fornas para Edigsa y de Daniel Gil para Hispavox en los sesenta nos conectan a una vitalidad muy yeyé que necesitaba dejar atrás la caspa gris del españolito a este lado de los Pirineos y unirse a la generación baby boom internacional. Pero no será hasta la década de los ochenta cuando en nuestro país comience a reconocerse el valor estratégico de la imagen y a profundizarse en la importancia de asimilar los procesos de identidad e imagen corporativa. Una treintena de ejemplos retratan al actual ciudadano/consumidor modélico de la España democrática: aunque el arco es muy amplio, desde la gráfica institucional, de entidades bancarias y empresas de telecomunicaciones y grandes ferias, predominan los diseños que tienen que ver con la buena vida (vino, gastronomía, moda, perfumes, restaurantes, hoteles) y la cultura (centenarios, festivales, librerías, museos, galerías), con una mención muy especial de los productos editoriales (colecciones, revistas …) y mass media (cadenas de televisión, sitios web …). Un conjunto de imágenes amables en el packaging de nuestra identidad contemporánea.
Como amable ha sido la intención del comisario, Emilio Gil, -por encargo del nuevo y muy activo Centro Cultural Blanquerna de la Delegación de la Generalitat de Catalunya en Madrid- a la hora de seleccionar para estos tópicos parejas de diseñadores, de Barcelona o Madrid, trabajando para empresas de aquí y allí, a ritmo de puente áereo. No son todos los que están, por supuesto, pero repasando los trabajos de clásicos y recientes Premios Nacionales se proporciona un panorama bastante amplio y completo de la fluidez y trasvase de ideas que hoy hacen casi imposible distinguir tradiciones locales; cuando, de hecho, salvo en proyectos muy determinados (turísticos, p.e.), la importación y reutilización constante del elenco otrora nacionalista está a disposición en el catálogo global.
Sin embargo, vale la pena destacar la filogénesis de algunos de nuestros más destacados diseñadores: la asimilación de la “garamond” de Jaume Vallcorba, distintiva también en los Quaderns Crema (1979), y su herencia estilística en la colección Abada diseñada por Joaquín Gallego (2003); el homenaje al ya desaparecido Diego Lara, junto a Gonzalo Armero, creador de la mítica revista “Poesía” (1979); y entre los recientes, la selección del diseño de nuestro “Cultura/s”, de Pablo Martín, cuya franja vertical desplazándose a lo largo del suplemento para separar los temas, a modo de acordeón, ha generado el juego entre los lectores de descubrir a qué imagen corresponde el detalle de la portada.