WACK! Art and the Feminist Revolution

EL ARTE FEMINISTA DESDE LA PERSPECTIVA POSCOLONIAL
Publicado en EXITExpress, nº 28, mayo de 2007

Cornelia Butler y Lisa Gabrielle Mark (eds.), WACK! Art and the Feminist Revolution, The Museum of Contemporary Art/The MIT Press, Los Ángeles/ Londres, 2007. 512 pags.

La convicción de que era preciso corregir el desfase notable entre la apreciación de los logros conseguidos por el feminismo en la sociedad frente a la de su impacto más restringido en el ámbito de las artes visuales ha guiado el proyecto de esta exposición que, partiendo del MoCA angelino el pasado marzo, preve ya una larga itinerancia en la Costa Este, pasando por Washington y Nueva York, para desembocar en 2009 en Vancouver. En Los Ángeles, mítica cuna del arte feminista, la muestra estará acompañada hasta mediados de julio por el despliegue de una serie de actividades paralelas (performances, congresos y otras exposiciones complementarias) en casi todas las instituciones, incluido el Getty Center. De manera que el supercatálogo pretende ofrecer una revisión exhaustiva del objeto de tantas celebraciones: el arranque de la confluencia entre la revolución feminista y las prácticas artísticas desde mediados de los años sesenta y durante la década de los setenta; aun cuando su comisaria, Cornelia Butler, fuera durante la segunda oleada de los noventa una de las más destacadas protagonistas, vinculada al programa de estudios sobre género del Whitney en Nueva York, y a cuyo amparo, revisando a aquellas artistas de la primera ola, emergieron Janine Antoni y Matthew Barney. Pero es esa mirada desde generaciones ulteriores la que aquí predomina, con una decena de brillantes contribuciones empeñadas en iluminar algunos de los aspectos más problemáticos del periodo: como el estatuto feminista de la pintura abstracta (ahora felizmente contextualizada en línea posgreenberg por Helen Molesworth) y la censura del trabajo de las artistas que expresaban abiertamente su deseo por el cuerpo masculino (por Richard Meyer). Y otros asuntos espinosos: como la importancia de las artistas ligadas al Black Power y la compleja creación de las artistas lesbianas (con el estudio de la serie gráfica de “enfadadas” de la artista Louise Fishman a cargo de Catherine Lord), asuntos que de hecho habían sido objeto de ácidas críticas de la anterior compilación sobre el periodo, The Power of Feminist Art (1994).
WACK!, desde su título, con esta expresión onomatopéyica de connotaciones sexuales y violentas -que, por otra parte, se asemeja tanto a las siglas de numerosas organizaciones vindicativas de artistas de aquel momento (WAR, WAC, WITCH, WCA, WSABAL)- intenta mantener la vitalidad activista contra el sistema patriarcal contenida en The Power, pero con una intencionalidad menos retóricamente celebratoria (al tiempo que victimista). Este nuevo balance pretende demostrar que “el feminismo cambió fundamentalmente la práctica del arte contemporáneo, criticando sus asunciones y alternando radicalmente su estructura y metodología” remodelando, sin embargo, la narrativa de su mítica (y estrecha) genealogía. La propia C. Butler reconoce que su otro modelo ha sido la amplia exposición organizada por Catherine de Zeguer Inside the Visible: An Elliptical Traverse of 20th Century in Art, in, of, and from the Femenine (1996), lo que le ha facilitado incluir en este proyecto obras de gran impacto visual siempre que reforzaran el desarrollo del feminismo en arte bajo alguno de estos dos aspectos: “lo personal es político” y “toda representación es política”, independientemente de la counciousness declarada o no de cada artista. Por lo que el volumen resulta a menudo muy novedoso e interesante en sus imágenes.
Pero lo que realmente define esta revisión es el giro de ciento ochenta grados que se da a aquella genealogía mapeando la irrupción del arte feminista desde una perspectiva global. La nueva cartografía hace trizas el relato cronológico-territorial aceptado hasta ahora –aunque fuera a regañadientes, sobre todo, en Europa- por el cual desde los centros neurálgicos de Los Ángeles y Nueva York a principios de los setenta, el arte feminista se habría ido diseminando en sucesivas oleadas hasta los confines de la incorporación reciente de regiones antes ajenas al arte contemporáneo. Si ya en Art and Feminism (2001), editado por H. Reckitt y P. Phelan, se incluían obras y textos de artistas y teóricas no anglosajonas, el esfuerzo realizado ahora incluye 119 artistas de 21 países, con estudios adicionales, p.e., sobre la importancia de la producción visual y crítica en Italia o sobre la codificación de las obras de las artistas bajo la dictadura chilena. Lo que sitúa en conjunto este estudio como una reevaluación radical del alcance de la hegemonía estadounidense.