Aroma exiguo. Desvelar lo invisible

Desvelar lo invisible. Videocreación contemporánea, Sala Alcalá 31, Madrid
Publicado en Cultura/s, 1 de junio de 2005

El proceso de consolidación de la videocreación es apasionante por lo que tiene de desafío a los usos y convenciones del mundo del arte. Y al margen de su aportación a la historia de la imagen y de la relevancia de piezas de artistas ya considerados clásicos del arte contemporáneo, como Bill Viola. Por su tecnología, ha conducido a un tour de force sobre el modo de asegurar su comercialización bajo los parámetros del galerismo, pero no sin antes entablar una encarnizada polémica sobre los derechos de su reproducción; asunto muy peligroso, pues es como abrir la caja de pandora de la relación general entre artistas y salas de distribución (públicas y privadas), y volver a cuestionar la propiedad de la obra de arte en unas condiciones de reproductibilidad en la época de Benjamin inasequibles.
Además, obligó a los exhibidores a imaginar los más variados montajes: del monitor y la pantalla líquida a las black box con colchonetas. Para acoger a un público que, ya acostumbrado no a contemplar, sino a deambular por las instalaciones, se veía incómodamente retenido, como nos explicó Paul Virilio, a veces sin saber cuánto tiempo, en una visita surrealista, al irrumpir en medio de su duración hasta reconocer el inicio del bucle. Todavía hoy la videocreación sigue planteando problemas de límites temporales y condiciones espaciales en la percepción de la imagen.
La colectiva “Desvelar lo invisible”, comisariada por Victoria Combalía y Juan Carlos Rego, evidencia ya cierta estandarización del medio en duración de las piezas: en torno a 3 minutos, que es el máximo que el espectador suele aguantar ante este tipo de proyección. Menos afortunada parece la consabida solución del montaje: a cada vídeo su sala –en total, trece, con el consiguiente despilfarro económico y ese peregrinaje algo absurdo de cuartito en cuartito, a la caza del comienzo de proyección. Pues si tal disposición facilita revisitar los vídeos, sería razonable ofrecer algo más: ya que de un único vídeo por artista queda un aroma exiguo, tanto si es objeto de aceptación o rechazo.
En todo caso, se intenta aquí desbrozar el enmarañado panorama de una generación de artistas, nacidos a partir de los sesenta, cuyo medio de expresión es ya exclusiva o principalmente el vídeo. Han asimilado los recursos de medios afines: el videoclip, el spot publicitario, el reportaje informativo y el cortometraje cinematográfico. Y cada propuesta parece contener una reflexión, a modo de metadisciplina, sobre la que fundan su distancia y diferenciación. La durée dilatada, o bien el tempo sincopado, se utilizan para llevar una idea al límite, en un esfuerzo poético en que destacan, entre los españoles, Blanca Casas y Sergio Prego, junto a Anna Gaskell, Robert Gligorov, Anthony Goycolea y Gonzalo Lebrija. Conformando más que un arte nuevo, un arte “viejo”, por sedimentación de experiencias de la imagen en movimiento.