Cosas reales, Luis Bisbe

Luis Bisbe. Interiorismoexteriorismo, La Casa Encendida, Madrid

Publicado en El Cultural de EL MUNDO, 25 de septiembre de 2008

El trabajo de Luis Bisbe suele okupar espacios. Produce por encargo y su colaboración con instituciones sigue la táctica cotidiana del modo de hacerse con. En este caso, se ha provisto de dos construcciones prefabricadas que ha fragmentado y desplegado en las paredes de las salas, a la manera de un recortable en un plano listo para montar. El carácter de idealización mental de este desdoblamiento desde el inicio socava la percepción acostumbrada de la tridimensionalidad “contante y sonante” de las salas y, por extensión, de La Casa Encendida: ese contenedor hoy de expectativas colectivas y antes, como Monte de Piedad, de tantas esperanzas individuales.En una de las salas, algo de ese pasado vuelve. Bisbe ha recortado los vanos: las ventanas y la puerta de una caseta de vigilancia para montarlas sobre las falsas paredes de blanco inmaculado del espacio de exposición. Las ventanas dejan ver los muros reales, algo más estropeados, con huellas de lo allí ocurrido y también la luz natural del exterior. Y a la inversa, evidencia lo que la pantalla del white cube oculta y excluye. La instalación nos recuerda inmediatamente la que en 1987 realizara Kryzstof Wodyzcko -otro artista interesado en trabajar con cosas reales-, en una galería del East Village de Nueva York (la Hal Bromm Gallery), en pleno proceso de aburguesamiento del barrio. Wodizcko obturó las ventanas y después, sobre la pared, proyectó tres ventanas que daban a la calle, mostrando edificios arruinados. Para un barrio, no hay mejor signo de rehabilitación (especulativa) que la aparición de galerías de arte: el arte es un exponente, en el sentido matemático del término, de la propiedad inmobiliaria. Y liga con trabajos anteriores de Bisbe, como pimpampum donde dos proyecciones mostraban la construcción y destrucción del mismo espacio sobre el que se realizaba la exposición (Espai 13, Fundación Miró, 2003). Y otra apertura/oclusión, dingdong (2005), en la que una puerta del Patio Herreriano habitualmente cerrada atrapaba a los curiosos transeúntes cerrándose a su paso y convirtiéndoles en espectadores. En la otra sala, la casa prefabricada más barata que ha encontrado en el mercado, de 32 metros cuadrados por 13.000 euros, ha sido desmembrada para montarla en las cuatro paredes, a cierta altura, quedando en el centro la planta del suelo y encima, una pequeña maqueta reconstruida rudimentariamente con trozos extraídos de las partes ya desmembradas, incluidos el suelo y el tejado. El desdoblamiento vuelve a producirse y, en este caso, el proceso parece más ligado al de dibujo, llevado a cabo por Bisbe, en doubleroom (2001), en donde desplazaba al plano de las paredes todos los elementos tridimensionales de la habitación (plafón de iluminación, etc..); y también en pisopiloto (2001), donde dibujaba con cordones elásticos tensados por cables de acero su estructura arquitectónica. Como dice, el esquematismo del dibujo lo hace “más pensable”. La instalación se titula interrorismo, porque Bisbe está persuadido de que el imperativo civilizatorio del “refugio”, que implica la diferencia “dentro/fuera”, está relacionado con la protección, ergo, con el miedo y el control. También obviamente con la propiedad inmobiliaria privada, base del capital. La vivienda es hoy una de las preocupaciones top de los españoles y la instalación de Bisbe es un lugar propicio para charlar.