Documentos. Para cuando ya nada importe

DOCUMENTOS. La memoria del futuro, MARCO, Vigo
Comisaria: Rosa Olivares
Publicado en Cultura/s, 13 de junio de 2007

La desconfianza ante la inflación de imágenes de los mass media ha rebotado sobre la reflexión artística, cada vez más preocupada por el problema de cómo representar la realidad. Al hiperrealismo de las omnipresentes instantáneas en “tiempo real”, los artistas responden con una serie de estrategias formales que imponen una suerte de distancia, ya sea irónica, elíptica o acumulativa.
Por otra parte, la problematización del sujeto histórico y del orden de la narración efectuada por las ciencias sociales en las últimas décadas constituye el palimpsesto de la cultura actual en el que la lectura de que la obra de arte es un documento más que engrosa las expresiones de la humanidad a lo largo de la historia es un nivel difícil de obviar para los artistas contemporáneos. Enfocada como rastros de la “memoria del futuro” que nuestra época legará, esta exposición con nueve tipos diversos de “documentos” tiene la virtud de abrir el abanico sobre la pluralidad de opciones ante esta enmarañada encrucijada: de lo escenográfico a lo banal, de lo pictórico al archivo. Y si tal mosaico pudiera quizá llevarnos al escepticismo –“documentos ... para cuando ya nada importe”, como termina diciendo la comisarisa, Rosa Olivares-, el hecho es que configuran un interesante panorama de la fragmentación esquizofrénica de nuestro tiempo. Una época en el que ha cesado la búsqueda del “momento pregnante” en la representación del acontecimiento histórico para desgranarse en imágenes sobre la trastienda de las decisiones políticas, espacios vaciados de sus hechos significativos, archivos ordenados sobre restos anecdóticos y pequeñas historias anónimas, a veces traumáticas y otras triviales hasta el ridículo.
La Historia, con mayúsculas, es el objeto de las fotografías en gran formato del francés Luc Delahaye (Tour, 1962). Pero los protagonistas de tales escenas: convenciones mundiales, juicios de guerra, conferencias presidenciales, reuniones de seguridad, etc.. ceden terreno ante la descripción puntillosa de los espacios, los detalles del mobiliario o la evidencia descarada de los reporteros cuyas imágenes formales invadirán rotativos y telediarios, que terminan siendo los auténticos sujetos de estas contraversiones de la gran tradición de la pintura histórica, de David a Goya.
También la espectacularidad de las fotografías de guerra es invertida en el trabajo del estadounidense Brian Mckee (Kansas City, 1977), que ha recorrido los elegantes palacios, de estilo neoclásico, de Afganistán, ahora destruidos y abandonados. Y el mismo proceso de reiterada destrucción de un país en concreto: Líbano es el objetivo de The Atlas Group, un grupo de investigación fundado por el artista y profesor Walid Raad, aquí con la serie “My Neck is Thinner than a Hair”, con información gráfica y textual de 245 coches explosionados en Beirut.
El trabajo de los arqueólogos se basa en la excavación de civilizaciones sepultadas bajo los restos de ulteriores civilizaciones y la erosión del tiempo. La pareja formada por María Bleda (Castellón, 1969) y José María Rosa (Albacete, 1970) han abierto un archivo documental (“Origen”) de los paisajes en donde los científicos van cifrando, cada vez más atrás, las huellas de los primeros hombres. De algún modo, los sentimientos ancestrales, el dolor y la esperanza, se hallan en el trabajo más directo de esta exposición: el registro en vídeo (“Bocas de ceniza”) de los cantos de los supervivientes de las matanzas en Colombia llevado a cabo por Juan Manuel Echevarría (Medellín, 1947).
Pero ¿cómo hemos llegado a ser tan idiotas? La estulticia, el narcisismo diminuto del “Yo estuve aquí” junto a la absuda consideración de que el testimonio autobiográfico pueda ser en sí material artístico confluyen en la serie del francés Jacques Fournel (Montpellier, 1951) “Autour du monde” (1978-2006), una recolección de fotos familiares, en pequeño formato, tan sarcástica como irritante. Otro aspecto del turismo, ahora en clave sentimental, es indagado por Alec Soth (Minneapolis, 1969), en “Niagara Falls”, lugar mítico de los viajes de Luna de Miel en el entorno norteamericano. La recopilación fotográfica de materiales de Soth, de las espectaculares vistas de las cascadas a la inseguridad de los jóvenes novios, ingenuas notas manuscritas y portadas de dramas románticos nos hablan del contraste con las altas expectativas románticas. Todavía en este ámbito micronarrativo, destacan los dípticos del argentino Sebastián Friedman (Buenos Aires, 1973) que contrapone en la serie “Familia y doméstica” los cambios en rol –y dignidad- de la criada en la casa del trabajo doméstico y en su propio hogar, con sus auténticos familiares.
La exposición se cierra con la impactante instalación de Ann-Sofi Sidén (Estocolmo, 1962) y su serie “Codex, 1999-2000”. En la oscuridad, asistimos a la aparición fantasmagórica de aparatos de tortura y la sucesión de fotografías y sentencias judiciales de penas aplicadas sólo a mujeres durante los siglos XVII y XVIII: una decisiva y veraz apelación a la historia y, con su teatral escenografía, a la verosimilitud documental.