Edward Steichen

Edward Steichen, Una epopeya fotográfica, MNCARS, Madrid
Comisarios: Todd Brandow, William Ewing, Nathalie Herschdorfer ´
Publicado en Cultura/s, 13 de agosto de 2008

Steichen, sobre todos los demás, ejemplifica la sentencia de Susan Sontag de que “en fotografía, una vasta obra individual no posee necesariamente una coherencia estilística interna”. Al principio pintor, y después fotógrafo “pictorialista”, el norteamericano Edward Steichen (Luxemburgo, 1879 – 1973) llegó a ser maestro en casi todas las especialidades de la fotografía comercial: moda, publicidad y propaganda. Una aventura que prácticamente se identifica con la propia historia de la fotografía clásica, y que al final de su trayectoria Steichen se encargaría de catalogar como director del departamento de fotografía del MOMA, comisariando desde 1946 casi medio centenar de exposiciones, entre las que destacaría “The Family of Man”, fruto de tres años de investigación y que, a pesar de ser diana de la crítica por su blando humanitarismo, se convertiría en la exposición de fotografía más vista de la historia: desde 1955 a 1963 por nueve millones de personas en 38 países.
Prolífico y polémico, para la teoría crítica el maestro Steichen no tiene nada de modélico: representa la fotografía como herramienta de control ideológico. Sin embargo, es innegable su compromiso con el medio, su exploración de técnicas, temas, estilos y funciones, así como su amplia comprensión de la profesión: desde la producción teórica al diseño gráfico y el montaje de exposiciones, desde su contribución a la historiografía a la gestión y su consciencia de la importancia de la fotografía en la industria cultural.
Las dos exposiciones que recalan en Madrid tras su paso por el Jeu de Pomme parisino, constituyen la mayor retrospectiva llevada a cabo en Europa. En el MNCARS asistimos a un recorrido cronológico, con sus sucesivas y dispares incursiones estilísticas, en general de tanta brillantez que cada una hubiera servido para encumbrarle como auteur. Al principio, el pictorialismo simbolista, en pequeñas y crepusculares copias de época, rebosantes de aura: es la etapa en la que el joven Steichen se asocia con Alfred Stieglitz –a la sazón, quince años mayor-, con quien fundaría la célebre galería 291 neoyorquina y para la que, en sus viajes a Europa, conseguiría cézannes, brancusis, picassos, etc.. Pero además, durante aquella etapa que desemboca en la straight photography, Steichen también cobra protagonismo en la revista Camera Work (1903-1917), al dirigir su diseño gráfico y publicar numerosos artículos. Con la Primera Guerra Mundial y su aprendizaje de la fotografía aérea, se hace prototipo del heroísmo de la visión. Después, pondrá su talento al servicio de la publicidad y el glamour. Con sus bodegones publicitarios, Steichen se encargó de transmitir a la cultura popular los estilemas de las vanguardias. En su inmersión en las casas de los modistos de haute cuture, el fotógrafo absorbe la exactitud compositiva de los detalles. Tal como puede apreciarse en el Museo del Traje, en su época dorada es reclamado –como después Warhol- por todas las celebrities: estrellas de cine, empresarios e intelectuales. La campaña bélica estadounidense en la Segunda Guerra Mundial tampoco puede prescindir de él: Road to Victory. Hoy sus ideales y criterios fotográficos: iluminación impecable, claridad temática, precisión focal y perfección de la calidad de impresión, pertenecen a la historia.