Entre la palabra y la imagen, Fundación Luis Seoane, A Coruña
Publicado en Cultura/s, 16 de agosto de 2006
En la gestión del arte contemporáneo llevada a cabo en Galicia, la importancia de su vínculo lingüístico con Portugal y Brasil viene siendo el motor de una larga estela de exposiciones, coproducciones y ferias, ediciones y revistas como la reciente "dardo magazine" codirigida por David Barro y el brasileño Paulo Reis, comisario a su vez de esta exposición junto a Cecilia Pereira y la portuguesa Fátima Lambert. De manera que el argumento de la compleja relación entre palabra e imagen se presenta aquí como un puerto de llegada de anteriores viajes de ida y vuelta, que han permitido explorar con otra mirada, por ejemplo, el fenómeno de la diáspora o las conexiones de su cultura visual, y así reafirmar genealogías alternativas al relato principal de la historia del arte contemporáneo, valorando la autonomía germinal, la asimilación bien digerida y el diálogo en paridad de las lenguas y culturas periféricas con las tendencias dominantes. Razones suficientes para justificar que en este proyecto se hayan elegido obras plásticas en torno al lenguaje desde los años setenta (del XX) de 13 artistas brasileños, 13 españoles y 13 portugueses con el fin de plantear el estado de la imbricación entre palabra e imagen: trasunto, por otra parte, de raigambre antropológica y, al tiempo, de inminente actualidad. Lo que, en definitiva, hace que la yuxtaposición entre palabra e imagen resulte siempre fascinante.
Vivimos rodeados de palabras tangibles en una realidad social alfabetizada donde la existencia y el éxito depende de su publicidad coloreada, pero todavía la experiencia íntima de nuestra iniciación a la lectura a través de los cuentos infantiles ilustrados, nos refiere a la raíz poética (creativa, strictu sensu) de la doble vertiente del lenguaje desde las inscripciones en nuestros orígenes. Por otra parte, en la historia de la progresiva autonomía del Arte la palabra ha cumplido siempre un papel decisivo, a través del debate poesía/pintura al comienzo de la Modernidad y después, en el definitivo giro lingüístico en las vanguardias históricas (del cubismo al surrealismo) y su refundición contemporánea a partir de los años 50: movimientos como letrismo y tachismo, el arte postal en el seno de fluxus y el grupo "Art and Language" en el conceptual serían precedentes imprescindibles para abordar su rotunda pervivencia.
La exposición recoge la persistencia del juego de las palabras en las tres últimas décadas desde motivaciones artísticas diversas: del absurdo a la denuncia política, de la codificación a la interpretación textual, del poema visual a la narración fílmica. Dibujos y pinturas, fotografías, objetos e instalaciones de una variedad y riqueza extraordinarias y que, al cabo, podrían encuadrarse en dos tendencias en último término impuras: conceptual y lírica, tal como se aprecia en la herencia del neoconcretismo brasileño. Pues, como explica Ferreira Gullar en el catálogo, "la contribución de la experiencia poética tuvo una importancia en el arte neoconcreto (carioca, en Río de Janeiro) que no desempeñó en el arte concreto, por el simple hecho de que, en este último, la pintura precedió a la poesía. En el Neoconcretismo, la búsqueda de la expresión nueva se da al mismo tiempo en los dos campos, la pintura y el poema, siendo que fue la poesía la que introdujo en el movimiento la participación del espectador en la obra de arte, al crearse el libro-poema y los poemas espaciales".
Precisamente es con una sección de esos libros-poemas en el tercer piso -junto a la biblioteca de este magnífico edificio con inesperadas vistas al mar-, con que se cierra el recorrido de esta amplia muestra, cuyo origen hay que remontar, al otro lado del Atlántico, en la situación que desemboca la particular adopción del conceptual desde el neoconcreto por parte de Lygia Clark y Hélio Oiticica y la incisiva originalidad de Lygia Pape, hoy en día bien representada por los brasileños: Leonilson y Sandra Cinto, entre otros; pero también por los portugueses Sarmento y su relectura del cine, la sensibilidad caligráfica de Pedro Casqueiro y el lirismo del gallego Jorge Barbi.
La obra de otros artistas lusos, como Joao Luoro y Penalva, se encuentra más cercana al planteamiento conceptual de Rogelio López Cuenca y, entre la amplia representación de artistas catalanes, de Muntadas, Antoni Abad e Ignasi Aballí, mientras el posminimalismo de Eva Lootz, Elena del Rivero, Plensa y Perejaume todavía mantienen un diálogo secreto con los poemas visuales de Joan Brossa.