Empresas con arte

Empresas con arte. Una mirada a la pintura española contemporánea, Palacio de la Bolsa, Madrid
Comisario: Felipe Garin
Publicado en El Cultural, 12 de junio de 2008

Con ocasión del 50 aniversario de la revista “Actualidad Económica” y patrocinada por la Fundación Telefónica, se celebra esta interesante exposición con medio centenar de pinturas y grabados de los siglos XIX y XX. Al atractivo de visitar el Palacio de la Bolsa (uno de los edificios que obtuvo más colas en la última edición de “La Noche Blanca”), se suma la posibilidad de contemplar obras que a menudo quedan fuera del circuito museístico, al decorar las sedes de las empresas coleccionistas. Pues si bien algunas de las veinticuatro que participan disponen ya de espacios institucionales, otras todavía están en vías de su proyecto, o bien siguen manteniendo su papel en segundo plano, prestando ocasionalmente piezas de su colección. Pero precisamente es esta variedad de posibilidades del coleccionismo corporativo el que se pretende evidenciar, subrayando la importancia del apoyo empresarial para la conservación y sostén del arte contemporáneo.
No hay que buscar aquí, por tanto, un guión argumental o algún tipo de posicionamiento y/o lectura del arte contemporáneo en España. La celebración justifica por sí misma el recorrido, hábilmente dispuesto por Felipe Garin, que ha disimulado la escasa representación de telas del XIX, ligándolas a las expresiones de la pintura regional y costumbrista de principios del XX, para pasar -tras el interludio del corredor oval en el primer piso, con una vista privilegiada del “parqué”-, a la pluralidad de investigaciones vanguardistas, abstractas y figurativas hasta la actualidad. Del primer tramo, destaca la fiel representación de los géneros pictóricos: del retrato, con el excelente de “Francisco Javier de Larrumbe”, firmado por Goya (que se toma aquí como referencia de la fecha de inicio de la edad contemporánea), los burgueses “Retrato de una dama” de Madrazo y de Zuloaga, y los ya “bohemios” de Rusiñol, Nonell, Gaya y Maruja Mayo; del paisaje, con un óleo melancólico de Carlos de Haes, junto a las vistas luminosas de los valencianos Pinazo y Sorolla; y finalmente, marcando su contrapunto, de la mirada orientalista y folclórica con “La catedral de Sevilla” de Pérez Villamil, el “Bandolero torero” de Jiménez de Aranda y el modernísimo “Estudio para la batalla de Tetúan” de Fortuny, cuya paleta coincide con las actuales narraciones fotográficas y fílmicas de los conflictos bélicos de Medio Oriente. En este contexto, resulta curioso el conjunto formado por los encargos publicitarios de Renau, junto a Penagos y Romero de Torres.
El tramo contemporáneo está confeccionado con una urdimbre aún más flexible, con algunos diálogos inesperados entre las telas, como los establecidos entre Tàpies y Ángela de la Cruz, o el del Equipo Crónica y Juan Uslé; encargos excepcionales como el de la “Voladura controlada” de Canogar (de la Unión Española de Explosivos); y el lugar privilegiado dado a los papeles de Picasso, Dalí y Chillida, como los grandes maestros del siglo.
Todavía el catálogo, con fichas de las empresas contribuyentes, informa de positivas novedades: como el importante aumento en este ejercicio del presupuesto para patrocinio de Bancaja, el proyecto de una sede propia para la colección del Grupo Urvasco y el perfil relevante en arte contemporáneo internacional que está adquiriendo la joven Colección Bergé. Pues si el despegue del “tercer sector” en nuestro país arranca en la década de los 80 del siglo XX, hoy es una realidad ya imprescindible para el sostén del mercado artístico. A su merecido reconocimiento, debe vincularse la deseable excelencia en sus estrategias.