Fernando Sánchez Castillo. Divertimento

Fernando Sánchez Castillo, DIVERTIMENTO. Notas para la educación estética de las masas, Galería Juana de Aizpuru, Madrid
Publicado en El Cultural, 30 de enero de 2009

Desde que en 2004, Fernando Sánchez Castillo (Madrid, 1970) presentara en el pequeño estanque a la entrada de la Cartuja sevillana, en BIACS I, su Fuente: un camión antidisturbios, ha seguido intentando hacer algo más con estas máquinas, las únicas que no se encuentran en los catálogos de prototipos de juguete. El juego de Sánchez Castillo es el del artista “topo” que, desde dentro y con sus mismas reglas, pretende desarmar el poder; esto es, subvertir la representación del poder. Después de largas gestiones burocráticas con las policías de España, Bélgica y Alemania, ha conseguido la colaboración de los agentes antidisturbios de Rótterdam que en el vídeo que se presenta por primera vez en nuestro país, “Pegasus Dance, coreografía para camiones antidisturbios”, se muestran como auténticos virtuosos, describiendo perfectamente los círculos, enlaces y cortejos de la pareja de ballet de un vals que finalmente queda deslumbrada ante la llegada de un tercero, un barco en la orilla del río vecino, exhibiendo el chorro de un gran surtidor. El proyecto demuestra que no hay instancia alguna que hoy en día pueda resistirse a lavar su imagen bajo la cobertura de la high culture del arte contemporáneo, y que la maquinaria del poder, incluso en su expresión represiva más directa y roma, no es sino un divertimento más de una época conformada por la commodity y el entertainment. Lo que termina convirtiendo la danza de estos camiones antidisturbios en una versión “postmoderna” del espectáculo de las barrocas fuentes palaciegas con que los monarcas asombraban y aligeraban la carga sobre sus súbditos.
El vídeo enlaza, además, con las piezas refundidas por el artista del abandonado y ruinoso barco Azor, el divertimento preferido de Franco. Pero si el trabajo de Sánchez Castillo ha llegado a identificarse con la reflexión sobre la memoria histórica de la represión franquista –asunto que, tras la transición, parecía haber quedado fuera de la agenda del arte contemporáneo español-, es evidente que en los últimos tiempos, sin duda a causa de la maduración en su reflexión sobre la relación entre arte y política y también de su colaboración con Cristina Lucas –la cámara en este vídeo -, ha derivado hacia una visión más irónica, incluso abiertamente humorística. Al tiempo que sus temas se han ido ampliando desde la anécdota española. Así, las barricadas con todo tipo de elementos, adoquines, neumáticos y otros cacharros fundidos en bronce que Sánchez Castillo presenta como “monumentos cínicos de los cambios sociales e intelectuales de nuestros tiempos”.