Flipa Cesar, ansiedad, ingravidez

Filipa César, Rapport Raccord, galería Distrito Cu4tro, Madrid
Publicado en El Cultural, 20 de septiembre de 2007

La reflexión sobre la gama emocional de los sujetos sometidos a la complejidad de la sociedad actual es una de las tendencias acusadas en el arte contemporáneo. Un estudio reciente de Christine Ross (The Aesthetics of Disengagement. Contemporary Art and Depression, 2006) ha puesto el acento sobre el cambio de la representación moderna del saturnismo, y otros extravíos mentales plasmados por expresionistas y surrealistas, hacia la asunción en las propias estrategias formales de la desconexión depresiva en la obra de artistas destacados de final del siglo XX (Douglas Gordon, Vanesa Beecroft o Rosemary Trockel). A la vuelta de milenio, la novedad estriba en el protagonismo que ha venido alcanzando en concreto los síntomas de ansiedad – un mal común de nuestra época-, así como la exposición más o menos dramatizada y/o documental de diversas terapias en vídeos que exploran el exorcismo discursivo del trauma. En esta línea, ha sido muy influyente el trabajo que comenzó a desarrollar a finales de los noventa la finlandesa Eija-Liisa Ahtila (Hammelinna, 1959), y como hoy día son legión, baste recordar, por ejemplo, en nuestro entorno, vídeos de Dora García, recientes de Eulàlia Valldosera o más puntualmente el “Father Mother” que mostró Susy Gómez en Soledad Lorenzo la pasada temporada.
Filipa César que, en su corta y brillante trayectoria, comenzó por retratar, como fascinada, los gestos de ansiedad de individuos en situaciones cotidianas de incomunicación social (la incomodidad tensa de la sala de espera en Llul, 2002; la impaciencia que en algunos rostros transparentaba miedo ante los paneles de horarios de la estación ferroviaria Zoologischegarten en Berlin Zoo, Part 2; y la perplejidad rayada de los turistas ante el Reichstag en Aura, mostrado en 2005 en el Espacio Distrito Cu4tro), ha evolucionado en sus últimos trabajos hacia la fase terapeútica-discursiva, mostrando su interés en Ringbahn (2006) por el Síndrome de Aspergen –que impidiendo el nivel normal de comunicación lingüística, por la incomprensión de situaciones difusas, revela un importante déficit de competencias sociales-; y por el método PNL en Rapport (2007), que se proyecta en esta exposición. En el modeling de la Programación Neuro-Lingüística (PNL) es fundamental la relación empática entre A (el cliente), B (el conductor) y C (el testigo). Y si el espectador tiene cierta paciencia, podrá comprobar la habilidad de César para articular la densidad del proceso sufrido por sus participantes, con un muy afilado sentido del ritmo en el montaje.
Por otra parte, la serie de fotografías en blanco y negro de los numerosos rodajes cinematográficos que últimamente está albergando la ciudad de Berlín, Raccord (2007), quedan enmarcados en la línea de trabajo sobre la ficción de la realidad que ya estaba presente en su anterior F for Fake (2005), inspirado en el largometraje de O. Welles.
Sin embargo, el relato que quizá pueda resultar más pregnante en esta exposición, y ligado a sus precedentes Transmediterraneo y Tunis encargados por el Centro de Arte Santa Mónica en 2004, sea Allee der Kosmonauten, en donde la artista lusa revela la posibilidad de establecer una mirada personal, sagaz y poética atendiendo a los elementos básicos de filmación. Ya se apuntaba en Tunis, donde la sedimentación de sal y la barra de agua en la ventana del barco determinaban una visión hipnótica reforzada por el monótono ruido del motor, sólo interrumpido a intervalos por megafonía con una voz de mujer que, en italiano, delataba la dificultad de pronunciación del nombre árabe de los pasajeros.
Allee der Kosmonauten es un largo travelling que recorre en círculo un pasaje peatonal de la Avenida de los Cosmonautas en la antigua Berlín Este. La cámara, ligera y pausada, recoge la arquitectura prefabricada y ya remozada de un barrio residencial, de ese simpático modernismo futurista que entonces pretendió ser modélico. El nombre de la avenida alude a Sigmund Jähn y Waleri Fjodorowitsch Bykowski en su colaboración entre la RDA y la URSS. Y en conjunto, el paseo se va convirtiendo en una elipsis cargada de sentidos, como el eclipse de una modernidad tan próxima y remota, y ahora deshabitada y vacía, bajo el raso azul del loop. Pero el mérito de este rodaje en 16 mm., con grúa y cámara fija que simula visión subjetiva, está en explicitar la vanidad y fugacidad de aquel sueño, de todo sueño, llevando al espectador al estado de ingravidez.