Galería Cadaqués, 1973-1997

GALERÍA CADAQUÉS (1973-1997), MNCARS, Madrid
Publicado en Cultura/s, 3 de Marzo 2004
En estos tiempos de achatada planificación del mercado, se rinde homenaje a un espacio de encuentro (ante todo, mental), invertebrado, casual: mítico. De esos que cada generación envidia no haber vivido: un lugar germinador. La galería Cadaqués nació de un modo surrealista, con la venta del portfolio one para adecentar la tumba del socio y amigo del arquitecto y diseñador Lanfranco Bombelli, Peter Hadern, en el cementerio de los no católicos, a donde iban a parar suicidas y náufragos desconocidos. Y una vez más se cumplió esa alianza ancestral de la irrupción del arte a partir de la muerte.
Para entonces, Cadaqués, el pueblo de pescadores con más artistas por metro cuadrado, según Tharrats, no era ya únicamente el de la estela surrealista, que aún mantenía Dalí desde su casa vecina en Portlligat y que había reunido a Breton, Magritte, Éluard, Federico García-Lorca, Max Ernst, Luis Buñuel y Man Ray. Desde el final de los años cincuenta, Cadaqués recibía durante el verano a Marcel Duchamp, y tras él, a John Cage y Richard Hamilton, con casa de su propiedad, y que a la larga, según rememora Bombelli, se convertiría en la estrella de la galería, modificando el proyecto inicial de “dar a conocer el arte concreto al público español”. Pues, sin renunciar al programa constructivista, pronto Bombelli se daría cuenta del potencial de conexiones artísticas de la Costa Brava en aquel momento y llegaría a hacer de su galería el más amplio puerto natural –no sólo de Catalunya- para la renovación vanguardista.
Especializada en obra gráfica, la galería Cadaqués expuso por primera vez en España obra de Max Bill, Duchamp, John Cage, Jasper Johns, Frank Stella, Richard Hamilton, Dieter Roth, Joseph Beuys .. . y así hasta un total de sesenta y siete artistas internacionales. En total, más de cien artistas a lo largo de más de doscientas exposiciones en un espacio abierto sólo en los periodos vacacionales. Algunas de ellas, supusieron el punto de arranque de una nueva política de exhibición por parte de las instituciones a cargo de jóvenes críticos asiduos a la galería, como Mª Lluisa Borrás, Mª Teresa Blanch o Gloria Moure, que posteriormente se encargó del comisariado de Duchamp para la Fundación La Caixa y de Max Bill en la Fundaciò Miró. Otros encargos de edición de Bombelli, continuan siendo referencia del presente, como la serie “Richard” de Hamilton o la de “INTERFACEs”, realizada por éste junto a Dieter Roth, y revisitadas hace poco en el MACBA.
Decisiva también fue su intervención plural en el tejido del arte catalán y nacional, con muestras de Arranz Bravo, Bartolozzi, Brossa, Corberó, Hernández Pijuán, Pazos, Ràfols Casamada, Tàpies, Tharrats o Valls. Y sus apuestas. En 1974, por ejemplo, Antoni Muntadas realiza allí la primera experiencia de televisión local, entonces ilegal en España, con imágenes y entrevistas a la población que se transmiten desde monitores en la galería. La fluida convivencia con el pueblo se traduce además en el respaldo e impulso con que contribuye al Festival Internacional de Música de Cadaqués, encargando a varios artistas el diseño del cartel y con aportaciones tan llamativas como la inclusión en el programa de un concierto a cargo del compositor John Cage, mientras la galería exponía algunas de sus partituras, o la clausura del festival en 1981 con la acción de Antoni Miralda “Flauta i trampolí”, en la que a través un pasillo de mesas cubiertas con productos de la gastronomía local se unía la iglesia, donde se celebraban los conciertos, con el mar. Eventos que en su día fueron recogidos en La Vanguardia por Luis Romero, el periodista que siguió más de cerca la trayectoria de esta galería, junto a Daniel Giralt-Miracle y el propio Tharrats.
Es una lástima que el Museo Reina Sofía siga destinando la pequeña sala abovedada junto a la biblioteca para este ya viejo ciclo de exposiciones sobre el protagonismo que jugaron las galerías vanguardistas en una época en la que nada era fácil. Y que sin embargo, con entusiasmo y raudales de creatividad algunas supieron salvar. En todo caso, es un lujo disfrutar del cadaqués portfolio one, donado por Bombelli al museo el pasado año, así como otras obras de Max Bill, Richard Paul Lohse, Hamilton y Dieter Roth, que se alternan con fotografías y documentos, analizados escrupulosamente por la comisaria Patricia Molins, y cuya esmerada reconstrucción histórica ha quedado plasmada en un atractivo catálogo de gran interés historiográfico.