La búsqueda vital de Espaliú

Espaliú, MNCARS, Madrid
Publicado en Cultura/s, 12 de marzo de 2003
Decía Espaliú que el arte es “ir de lo complejo a lo simple”. Y éste es el recorrido que nos propone la retrospectiva, comisariada por Juan Vicente Aliaga, con más de cien obras, desde sus primeras pinturas, abigarradas, ligadas a ese expresionismo heterodoxo de exorcización del sufrimiento de la subjetividad en estados alterados de conciencia, hasta sus esculturas, en un posminimalismo barroco de “auras frías”, y los elegantes y modestos dibujos, apenas poblados de signos. Un recorrido que abarca los últimos nueve años de su vida. Pues Espaliú (1955-1993), pese a haber estudiado Artes y Oficios en su Córdoba natal y Bellas Artes en Sevilla, prosiguió su búsqueda vital y estética vinculado a intereses literarios y teóricos, y se trasladó a vivir primero a Barcelona y después a París para seguir en directo las enseñanzas de Lacan.
De manera que no fue hasta 1986, gracias a su vinculación con la revista sevillana “Figura” y el grupo creado en torno a la galería La Máquina Española de Pepe Cobo, cuando comenzó a exponer. Pero ya en 1987, mediante el juego con patrones de confección, se declara su poética, vertida sobre la protección y la ausencia, el contorno y el vacío, la alusión a la máquina deseante de los órganos sexuales y la herida, el sometimiento y la fragilidad. “Máscaras” de gomaespuma y nailon, y Santos” (retomando a Genet y Goytisolo) como pequeñas cabalgaduras de cuero darán paso a sus negros volúmenes en bronce de caparazones de tortuga, escobas y campanas, jaulas y mujeres seccionadas suspendidas, palanquines y muletas. Donde la escultura siempre “pierde el pie” y se encuentra dramáticamente colgada o saliendo del muro, casi levitando.
Al final, le esperaba la vuelta a la realidad. Tras conocer de primera mano el impacto que en Estados Unidos había tenido la epidemia de sida en el mundo artístico, quizá el hecho histórico de más influencia para el giro del arte en las últimas décadas, y saber que él mismo estaba afectado, en 1992 decide, siguiendo a Beuys, “mostrar sus heridas”. La acción o escultura cívica “Carrying”, en la que Espaliú, descalzo, fue llevado / protegido/ cuidado por cientos de personas, en San Sebastián y Madrid, es uno de los referentes ineludibles del arte público de nuevo género en nuestro país.