Oswaldo Maciá. Misterios sonoros

Oswaldo Maciá, Algo pasa por encima de mi cabeza, MNCARS, Madrid
Publicado en Cultura/s, 22 de mayo de 2003

En los intervalos de los cantos de los pájaros se escucha el zumbido de los aviones que cruzan el cielo del recoleto patio del museo, en pleno centro de la ciudad. Aunque a causa del bullicio del tráfico habitualmente no oímos esas abruptas irrupciones de contaminación sonora mientras recorremos las calles, ahora parece retumbar su eco, gracias a la agudización de los sentidos propiciada por la instalación auditiva. Y se incorporan incluso como un feliz contrapunto que alarga la metáfora de las lenguas de supervivencia de las aves hacia la actual babelia de la intercomunicación humana.
Hay, además, otras transfiguraciones. Las ráfagas de brisa que agitan las sombras de hojas y ramajes del domesticado jardín dieciochesco, adquieren el brillo y la viveza de la naturaleza prehumana, recuperando su autonomía y nuestro respeto. De improviso, se extiende una atmósfera sinestra, casi amenazante, al ritmo del tránsito de las cuatro partituras compuestas por Maciá, correspondientes al misterio sonoro de cada continente, con más de dos mil cantos, extraídos de archivos y bibliotecas sonoras de todo el mundo y que previamente ya han modificado lugares tan distantes como el centro Ex Teresa en México D.F, la Whitechapel londinense y la iglesia del cementerio vikingo en Upsala.
El artista colombiano Oswaldo Maciá (Cartagena de India, 1960), residente en Barcelona a finales de los años 80 y en Londres desde 1990, a menudo ha afrontado su producción “en la clave de lo no-visivo”, en expresión de Santiago B. Olmo -comisario de la muestra-, como una forma de atrapar la concentración del espectador-paseante contemporáneo. Además de su interés por los lenguajes animales, como en su “Sinfonía Anal-Auditiva”, compuesta con los sonidos de cincuenta y ocho parejas a la manera del Arca de Noé, entre sus esculturas orales Maciá también se ha adentrado en la creación de nuevos achivos de decodificación de las lenguas humanas, como las “Bancas de la memoria”, que llevó a cabo en el marco del proyecto Idensitat, presentado en el CCBA, donde se componía un mosaico de la nueva diversidad étnica y cultural de la población en Barcelona, y posteriormente ampliado en “Vesper”, realizado en Haití con las voces de cincuenta y cinco mujeres que presenta el modelo de criollización de la cuenca del Caribe en el melting-pot actual.