Versiones del Sur

Versiones del sur, MNCARS, Madrid
Publicado en "Libros”, suplemento cultural de LA VANGUARDIA, 5/1/2001

Por primera vez en nuestro país se ofrece un panorama amplio y diverso del arte del siglo XX procedente de América Latina. Durante tres meses, con el Patrocinio de la Sociedad Estatal España Nuevo Milenio, el Museo Reina Sofía de Madrid, con sus sedes anexas del Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal del Retiro, quedará literalmente invadido por un macrociclo de exposiciones, Versiones del Sur, compuesto de cinco grandes muestras, a las que hay que añadir las rotativas en el Espacio Uno y el ciclo de cine y vídeo sobre Latinoamérica organizado por el Departamento de Audiovisuales del museo. En total, las obras, desde los soportes tradicionales en pintura o escultura a instalaciones y performances, sumarán más de ochocientas obras con la contribución de más de un centenar de artistas. Sin duda, como afirma el director del museo, Juan Manuel Bonet, “marcará un antes y un después” en nuestro conocimiento y atención al arte de hispanoamérica.
En conjunto, las exposiciones, preparadas por los curadores más prestigiosos del cono sur, rechazan el reduccionismo que el arte latinoamericano ha sufrido a partir de su “boom” en el mercado, desde hace más de una década. Por eso, no debe extrañarnos que buena parte de los “maestros”, utilizados hasta ahora como “buques insignia” de la reconquista de América Latina en el panorama unificador y globalizante de fin de siglo no tengan una presencia relevante en estas muestras. Diego Rivera, Orozco, Siqueiros, Kahlo, Tamayo, Lam, Botero ... son los nombres conocidos e incluso medianamente populares en nuestro país que hasta ahora habían asumido la ingente y falsa tarea de representar la identidad “esencial” de la sensibilidad de América del Sur, un subcontinente formado por más de veinte naciones, sin tener en cuenta las variantes étnicas, socio-económicas y lingüísticas ni tampoco la relativa incomunicación entre ellas. Encasillado entre el indigenismo y el figurativismo, como si “estuviéramos condenados a un cierto tipo de descerebramiento histórico” –afirma Mª Carmen Ramírez, curadora de Heterotopías-; o bien, a la irracionalidad y el arte político, burdo y propagandista, de lo que se trata en estas exposiciones es de “sacudir el oprobio y la subordinación” a las que se sigue sometiendo el arte y los artistas de Latinoamérica.
A pesar de que en nuestro país se han dedicado muestras monográficas tanto a los “maestros” como a otras figuras principales (por ejemplo, Lygia Clark y Helio Oiticia, en la Fundación Tàpies; Carlos Capelán, Bedia, Marta María Pérez Bravo, Ruitica y Alfredo Jaar en el Museo Extremeño e Iberoaméricano de Arte Contemporáneo de Badajoz, a lo que hay que añadir el esfuerzo de ARCO en los últimos años, tanto en presentación de obras como con los debates del ciclo “Diálogos Iberoamericanos”), hay que aceptar que hasta el momento las presentaciones en nuestro país tendían a asimilarse al modelo historicista de “lo mejor de”, con tímidas incursiones excéntricas y sin un panorama abarcador y a la vez problemático, que es lo que en definitiva aporta esta exposición de exposiciones que es, al tiempo, un abánico de miradas al arte iberoamericano del siglo XX y a la producción artística viva y actual. Los títulos elegidos para las muestras ya son bastante significativos de ese énfasis en el cuestionamiento, el revisionismo y la autocrítica curatorial, exhibiendo modelos expositivos todavía poco ensayados en España y que convendría aplicar a nuestro arte.

“No es sólo lo que ves”
Esta mirada expansiva, de resituación de las corrientes artísticas a las que se ha contribuido desde “el arte de las Américas”, alcanza su máxima expresión en la muestra comisariada por Gerardo Mosquera, con el subtítulo de “Pervirtiendo el minimalismo”, donde se incluyen además de Maria Fernanda Cardoso, Félix Gonzáles-Torres, Cildo Meireles o Priscilla Monge, entre otros, al belga Wim Delvoye, la palestina Mona Hatoum o el madrileño residente en México Santiago Sierra, subrayando la difusión internacional de la apropiación periférica del posminimalismo, que produce una “resignificación” y perversión del movimiento inicial. Mosquera, conservador del New Museum de Nueva York, parte de la sentencia de Frank Stella, el “es sólo lo que ves” (“what you see is what you see”) del minimalismo para plantear la subversión de su rigidez formal desde la “antropofagia” de los repertorios impuestos desde los centros hegemónicos del mundo artístico: el eurocentrismo y el ensimismamiento estadounidense. Y la inclusión con pleno derecho de la producción de artistas de América Latina que parecen “cada vez menos interesados en mostrar el pasaporte” en el debate y discursos críticos contemporáneos.
F(r)icciones
Más compleja resulta la muestra comisariada por Ivo Mesquita y Adriano Pedrosa, con una fundamentación quizá excesivamente literaria y borgiana, aunque no debe escatimarse el respeto hacia el riesgo que ha supuesto articular más de cien obras, desde el siglo XVII a hoy, intentando establecer un “cruce entre la literatura y la crítica, la poesía, la teoría, la imaginación y la reflexión”.
Heterotopías: Medio siglo sin-lugar (1916-1968)
La principal muestra de este macro-ciclo es a su vez un conjunto de siete exposiciones, que pueden visitarse independientemente al capricho del visitante. Mari Carmen Ramírez, conservadora de arte latinoamericano del Archer M. Huntington Museum de Tejas, ha abordado el reto de rediseñar los cincuenta primeros años del arte iberoaméricano contemporáneo en función de unas “constelaciones” sobre las que gravitaría, a su juicio, las líneas principales de unas tradiciones artísticas que “sucedieron y tuvieron efecto sin-lugar”, es decir, en el limbo exluyente impuesto por el estado “neocolonizador” y el “darwinismo positivista de la globalización”. Sin ninguna pretensión antológica, aquí encontramos a las grandes figuras relativizadas junto al rescate selectivo de artistas y movimientos, algunos incluso prácticamente desconocidos fuera de sus países de origen. En caso de que el espectador siga el recorrido, encontrará, primero, la “constelación promotora”, constituída por el eje Barcelona-México (Torres-García, Barradas), seguida de: la “constelación universalista autóctona”, con el eje México-Perú-Bolivia (el muralismo, Xul Solar y Figari ...); la “constelación impugnadora”, con Berni como promotor; la importantísima “constelación cinética”, en el eje México-Los Ángeles-Buenos Aires-Sao Paulo (Siqueiros, Berni, Soto, Cruz Díez y Otero); la “constelación concreto-constructiva, confeccionada con las aportaciones procedentes de Argentina-Uruguay-Brasil, de Fontana a Madí; la “constelación óptico-háptica”, quizá lo más atractivo y todavía actual de la muestra, incurriendo en la exploración de las experiencias sensoriales, desde el reivindicado Reverón a Gego, Camargo y Schendel, el experimentalismo somático de Helio Oiticica y Lygia Clark y las investigaciones sobre la luz de Le Parc, Palautik, y del agua, a cargo de Kosice; y, por último, la “constelación conceptual”, donde, como en casos anteriores, se pretende presentar no sólo la asimilación de los movimientos vanguardistas internacionales, sino, en muchos casos, el papel precursor e incentivador del rico y diverso arte producido en Latinoamérica.
Arte y revolución
Tanto “Eztetyka del sueño” como “Más allá del documento”, en las que ha participado el coordinador general, Octavio Zaya, comisario de Latinoamérica en ARCO ’97, responden a una voluntad de insurrección. Contra las narrativas legitimadoras de las estructuras archivistas, en el caso de la dedicada a la confluencia entre fotografía y documento, con imágenes, entre otros, de Miguel Río Branco, Alfredo Jaar y Gabriel Orozco. Y a favor de la trascendencia política del espacio onírico, siguiendo el dictado del segundo manifiesto, del que toma título la muestra, del cineasta brasileño Glauber Rocha: “El arte revolucionario debe ser una magia capaz de hechizar al hombre hasta tal punto que éste ya no soporte vivir en esta realidad absurda”. Y recreado con varias videoinstalaciones y performances.
Verdaderamente enfrascadas en el arte político está el grupo “Mujeres creando”, que en varias ocasiones han sufrido la represión policial con sus acciones a lo largo y ancho de Bolivia y cuyos vídeos alcanzaron la máxima audiencia en la cadena televisiva PAT el pasado año. La dictadura, la justicia, el racismo, el trabajo, el machismo y la utopía son los temas que están dispuestas a discutir con los visitantes, en vivo y en directo, durante las primeras semanas de su presentación.